Desde que se detectaron los primeros casos de la COVID-19 en el Hospital de Manacor, a principios del mes de marzo, el Equipo de Higiene Hospitalaria puso en marcha el proyecto del observador espejo, para garantizar la correcta utilización de los equipos de protección individual (EPI) por parte de los profesionales sanitarios.
Después de hacer tareas previas de observación, el Equipo de Higiene Hospitalaria formó profesionales voluntarios de diferentes servicios y creó los equipos de observador espejo. Estos equipos se distribuyeron en la UCI, en las plantas de hospitalización destinadas a pacientes con COVID-19 y en el Servicio de Radiología.
La función del observador espejo es guiar a los profesionales sanitarios en la colocación y en la retirada de los EPI cuando entran y salen de las habitaciones y de los boxes de enfermos con COVID-19, con el objeto de evitar posibles autocontaminaciones y garantizarles la comodidad a la hora de hacer su trabajo. Para llevar a cabo esta tarea de manera rigurosa, el observador espejo tiene que rellenar una lista de verificación.
Otras funciones del observador espejo son hacer el seguimiento con el Equipo de Higiene Hospitalaria de la efectividad de los procedimientos, así como también difundir las recomendaciones y protocolos de seguridad y ser nexo de unión entre los profesionales sanitarios y el Equipo de Higiene Hospitalaria. Todo ello, en definitiva, lo que pretende es transmitir seguridad y confianza a los profesionales sanitarios de primera línea.
Actualmente los equipos de observador espejo están formados por 35 profesionales, que trabajan diariamente, en turnos de mañana, tarde y noche. El observador espejo está distribuido en dos grupos: 21 profesionales ejercen las funciones en las plantas de hospitalización y el resto, 14 profesionales, en el equipo de la UCI. Habitualmente trabajan por parejas, pero también lo pueden hacer de manera individual. Para ser identificados por sus compañeros llevan una bata amarilla, peúcos y un adhesivo con el nombre.